Tras dejar atrás unos prados cercados y una pequeña charca (situada a nuestra izquierda), aparecerá ante nosotros una bifucación en Y. Tomaremos el camino de la derecha, abandonando el histórico Camino de la Recua). Tras un suave repecho, llegaremos al valle del arroyo de Valle Monte. En esta zona, podremos ver las ruinas de una antigua noria, imprescindible en esta zona para poder extraer el agua subterránea y regar con ella los campos.
En este punto, deberemos ascender por el cauce seco del arroyo, a través de una zona de monte bastante cerrado pero de una gran belleza hasta que, de repente, nos encontraremos con la enorme Encina de la Ti Lucía, un ejemplar de más de doscientos años y doce metros de altura y cuyo tronco tiene unos cuatro metros de perímetro.
Tras volver al camino principal (descendiendo por el otro lado del valle), veremos a nuestra izquierda, a lo lejos, las casas e iglesia de Curillas y, de frente, la amplia copa de la Encina de la Llama. Poco a poco, iremos ascendiendo hasta alcanzar este bonito ejemplar arbóreo que presenta un tamaño algo menor que la Encina de la Ti Lucía. Aun así, sus casi diez metros de altura y tres de perímetro son igualmente impresionantes.
El camino de vuelta es el mismo por el que hemos venido, con lo cual no habrá pérdida